Con el estreno mundial de Memoria del Rojo, de José María Sánchez-Verdú, el pasado 6 de julio en el Palacio de Carlos V, se ha iniciado en el Festival de Granada una serie de encargos a prestigiosos compositores internacionales que ofrecerán una nueva mirada del alhambrismo sinfónico.
Así, cada edición tendrá su nueva obra de encargo inspirada en este lugar único que es la Alhambra, con la idea es actualizar el significado del concepto en lo que a música se refiere. Ofrecer una nueva visión de aquella sonoridad con tendencia pintoresquista que se puso de moda a finales del siglo XIX, propia del movimiento artístico que inspiró el monumento granadino, de culto a lo exótico…
Bajo la dirección de Pablo Heras-Casado y con la Orquesta Ciudad de Granada, el Palacio de Carlos V acogió el estreno de la obra de Sánchez-Verdú, un músico de gran experiencia, formación y capacidad de afrontar propuestas sonoras para muy diferentes espacios, en los que pone de manifiesto su disposición para resolver cualquier tipo de problema acústico y de abrirse a nuevas ideas…
Recordemos aquí su espectacular Libro de las Estancias, otro encargo del Festival en 2009, que pudimos disfrutar en un espacio diáfano de piedra, plomo y alabastro, en el interior de la Sede Central de CajaGranda. Una obra para contratenor, voz árabe, piano, dos coros, grupos de cuerda, metales y electrónica en vivo, diseño de luces y dos directores. Las imágenes lo exprensan mejor… Fotos de Carlos Choin.
La traducción al lenguaje musical de la arquitectura árabe ha sido la base de la obra
«El concepto de transmedialidad es clave: cómo aplicar y desarrollar algunas técnicas y métodos artísticos árabes a la escritura musical orquestal. La resonancia de un laúd árabe y su eco en el agua como metáfora es el inicio de este viaje. La ornamentación de las superficies en el recinto de la Alhambra se vale de las matemáticas, de la geometría, de la estilización, etc. Partiendo de la ornamentación de la superficie como método de trabajo, la caligrafía y los trabajos de azulejos son los campos de todo un potente mundo visual que posee una perspectiva espacial y rítmica, muy cercana en ello a lo musical. Las líneas infinitas que recorren las paredes de azulejos (que representan la visión teológica también de un solo dios y su infinitud) es traspasada a la ideación musical; y del mismo modo los procesos geométricos y de simetrías, de repetición, traslación, rotación, etc. que explican el trabajo impresionante de estos azulejos encuentra también una adaptación en el material musical. Todo se desarrolla en una polifonía de velos (como es esencia en el arte árabe) que se convierte en base del trabajo musical. El color rojo, además –como base de la Alhambra, ‘la roja’– despliega la reacción sinestésica que mi propia percepción tiene ante la relación entre colores y notas musicales. El rojo solo puede ser la nota Sol. Entre esta percepción sinestésica y los esplendidos procesos de ornamentación del artista islámico se despliega la deriva visual y sonora de esta pieza para orquesta», comenta el autor.
Fotos: José Albornoz
Y aquí algunos comentarios publicados en la prensa:
“La formación plasmó la sutileza estética del músico ante sus propios ojos -allí se encontraba con corbata roja para la ocasión-. Memoria del Rojo, un encargo del Festival que revisa el alhambrismo sinfónico, ese movimiento artístico que se inspira en el monumento granadino, puso en valor, como el propio autor indicó, un diálogo «‘transmedial», donde la misma estructura trazada en la arquitectura andalusí de La Roja, con sus celosías y sus paredes ornamentadas, se tradujeron en un lenguaje musical y una poética sonora tan personal como la propia mirada del compositor. En ella, el clasicismo vienés, los tintes jazzísticos y algunos trazos mozartianos, se cruzaron con esta temática impregnada de lo árabe como punto de partida y regreso”. Álvaro Holgado (Granada Hoy, 7 de julio)
“Desde sus primeras obras Sánchez-Verdú ha trabajado con éxito y sutileza la transliteración musical de fuentes geométricas y caligráficas. «Memoria del rojo» asume lo andado durante años de exploración: se sustancia en la perspicacia tímbrica, en la transparencia de la trama y la cuidada gradación dinámica y, a partir de ahí, se concilia con la actualidad estética del autor”. Alberto González Lapuente (ABC, 9 de julio)
“Se podría decir que Sánchez-Verdú ha refinado los elementos constitutivos de la Alhambra (sus arabescos, la geometría de sus azulejos, la estilización de sus caligrafías), y los ha transportado a la obra, dando como resultado una atmósfera sensorial en la que el rojo se representa por la nota Sol, que cobra especial importancia en la partitura”. Gonzalo Roldán Herencia (Granada Hoy, 8 de julio)