Obra del arquitecto Alberto Campo Baeza y situado en una zona neutra de expansión en las afueras de la ciudad, este edificio compone un programa de oficinas paisaje más despachos que toma la luz como tema central de una idea rotunda. Sobre un contundente basamento de hormigón que ordena, ocupándolo, la totalidad del solar, emerge una gran caja de hormigón y piedra «elemento estereotómico». En su interior, alrededor de un gran vacío central, se desarrolla con claridad el programa de oficinas «elemento tectónico». El atrio central cubierto, verdadero «impluvium» de luz, recoge la luz sólida del sur a través de los lucernarios y, reflejándola en los paramentos de alabastro, completa la iluminación de las oficinas abiertas. El emocionante espacio central está presidido por cuatro grandes columnas de 33 metros de altura y 3 metros de diámetro.